Castillo y cascada de Nideck
El 5 de mayo fue fiesta nacional en Francia, el jueves de Ascensión. Por ello y por los 25 grados a la sombra algunos compañeros del laboratorio decidimos organizar una excursión a la zona central de los Vosgos, particularmente visitamos "el Castillo y la Cascada de Nideck". El conjunto se encuentra cercano a la localidad de Oberhaslach (a unos 45 km de Estrasburgo en dirección a Wangenbourg), formando parte de un paraje natural perfectamente conservado. Perfecto para ir a pasar un día y volver a Estrasburgo al caer la tarde. Para acceder es necesario hacerlo con coche, pues la estación de tren más cercana, queda bastante lejos como para llegar paseando.
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Ubicación
El castillo (en ruinas) está situado a unos 535 m de altitud. Su acceso es fácil, ya que los senderos están bien diseñados y las pendientes son suaves. Además conforme se va ascendiendo, descubriremos diferentes miradores donde se tienen unas vistas estupendas del valle de Bruche, donde está situado. El castillo fue destruido por un incendio en 1636 pero a pesar de ello fue declarado en 1898 Monumento histórico por el Ministerio de Cultura francés.
En cuanto a la cascada, presenta un salto de agua de unos 25m, los cuales discurren a través de una pared de roca volcánica. Su acceso directo está cortado por reformas, según dicen los carteles desde 2013. Nadie les hace mucho caso y se sigue utilizando para acceder a ver la cascada. En este caso el descenso y vuelta al camino de nuevo no está en muy buenas condiciones, pero aun así con paciencia se puede hacer.
Este paraje forma parte de una leyenda que apareció en 1816 en el libro de las leyendas de los hermanos Grimm. Posteriormente fue utilizada por el poeta Adelbert von Chamisso para escribir "Das Riesenfräulein" (La hija del gigante). La historia cuenta como el castillo estaba habitado por una pareja de gigantes y su hija pequeña. Estos gigantes eran los protectores de los campesinos y habían prohibido a su hija bajar al valle. Sin embargo, un día que estaba aburrida la niña les desobedeció. En cuanto vio a los campesinos, pensó que eran juguetes vivos y los cogió para enseñárselos a su padre. Éste se enfado muchísimo y le hizo devolverlos de inmediato a sus casas, pues ellos eran los que cultivaban la comida para los gigantes a cambio de su protección.