Delhi,
la capital, ciudad caótica donde las hayas donde los pitidos de los
coches, rickshaw y tuc tucs se convertirán en tu sonido de fondo diario.
Llegamos a Delhi desde Helsinki, donde había hecho escala nuestro
vuelo procedente de Valencia. Llegamos a las 2 de la madrugada gracias a
un taxi del hotel, que nos esperaba puntual en el aeropuerto. Es una
ciudad perfecta para introducirnos a lo que nos espera, conserva el
encanto de la India, en la zona de Old Delhi donde se esconden los mercadillos mas famosos como el de especias, el Main bazaar y Pahar Ganj
con la nueva Delhi, sede del poder y de muchas empresas
internacionales. No te costará mucho hacerte con el regateo para ir de
un lado a otro de la ciudad, al final hasta tiene su encanto :)
El Templo de Loto es un lugar de oración abierto a todos sin importar la religión que profesen. Está situado al sur de Delhi, en Kaljaji, y su nombre se debe a que está construido con dicha forma, con 27 pétalos de mármol organizados de tres en tres para dar lugar a nueve lados. Lo visitamos una tarde, llegamos en rickshaw, lo que nos permitió disfrutar de todo el recorrido hasta llegar allí. La entrada al templo requiere que nos descalcemos y no se tome ninguna fotografía.
Visitamos la tumba de Humayun, el segundo monarca del imperio mongol, una mañana de agosto y tras haber estado en el Taj-Mahal la arquitectura nos pareció muy similar y es que se trata de la primera de la serie de grandes tumbas correspondientes al imperio mongol en la India siendo el principal exponente el Taj Mahal en Agra.
Hacía un calor horrible pero la visita mereció la pena a pesar de no haber muchos turistas por allí. Dicen que Delhi es una ciudad caótica, ruidosa, sucia pero sin embargo tiene estas joyas que la convierten en parada obligada. Se trata de un enorme complejo de edificios de arquitectura mogol donde se encuentra la tumba principal del emperador Humayun, así como otras tumbas y mezquitas rodeadas por un precioso jardín. Se mandó construir por orden de Hamida Begum, una de las esposas del emperador.
Hacía un calor horrible pero la visita mereció la pena a pesar de no haber muchos turistas por allí. Dicen que Delhi es una ciudad caótica, ruidosa, sucia pero sin embargo tiene estas joyas que la convierten en parada obligada. Se trata de un enorme complejo de edificios de arquitectura mogol donde se encuentra la tumba principal del emperador Humayun, así como otras tumbas y mezquitas rodeadas por un precioso jardín. Se mandó construir por orden de Hamida Begum, una de las esposas del emperador.
Nos despedimos temporalmente de Delhi para visitar Agra. Teníamos los tickets de tren ya comprados con antelación pero un fallo en uno de los trenes que cubrían dicha línea, provocó tal caos que hizo que cancelarán el trayecto y nos tocará alquilar dos furgonetas. Nos enteramos de esto tras estar en la estación más de 7 horas, pues al principio nos dijeron que se trataría solo de un retraso. A pesar del aburrimiento que es estar en una estación tanto tiempo la experiencia mereció la pena, pues tuvimos la oportunidad de fotografiar a muchísima gente, con esa luz tan especial que solo se encuentra en las estaciones. Además la cultura india viene muy reflejada en este lugar puesto que hacen vida allí, comen, duermen, los niños corretean por las vías... y todo ello sin importar si cogerán un tren o el siguiente. No hay prisa, tienen toda una vida por delante.