Surcando los "MAres"
A las 4.45 de la mañana llegó nuestro tren procedente de Lao Cai a Hanoi (120 Lê Duẩn, Quận Hoàn Kiếm, Hà Nội). ¿Quién habrá a esas horas en la estación? y por la calle? no os hacéis una idea! Estaban repletas y es que los vietnamitas son muy madrugadores. Tanto por el calor como por la idea de aprovechar la luz del día al máximo, la vida comienza con los últimos reflejos de la luna.
Nuestra siguiente aventura consistía en llegar hasta la bahía de Halong o "bahía de los descendientes de dragones" para hacer un crucero de dos días recorriendo las más de 2000 islas de roca kárstica que dan nombre a la zona, con aproximadamente unos 130 km de costa. Tras visitar numerosas webs y leer los cientos de comentarios nos decidimos por la compañía Viola Cruise. Si habéis echado un vistazo a las opciones disponibles para realizar este tour, esta es algo más cara que el resto pero los comentarios no dejan dudas. Muchos turistas hablan de packs baratos que luego no reunían las condiciones mínimas: barcos que no llegaban, ratas en cubierta, comida de mala calidad, mal trato por parte de los guías, etc etc. En nuestro caso, tanto el barco (en términos de limpieza, comida, etc etc) como el servicio del mismo (amabilidad, transportes, horarios, trato...) fueron estupendos. Les comentamos que llegábamos de Sapa la noche anterior y nos dieron la posibilidad de recogernos directamente de la estación, descansar en un hotel, desayunar y luego ya recogernos para salir hacia la Bahía. Fueron unos 8 euros por persona adicionales y fue todo un acierto. El hotel era estupendo, con un bufet increíble y he de reconocer, que duchaditos, descansados y con el estómago lleno la vida se ve de otro color :).
Dicho esto, nuestro guía (que hablaba inglés) nos recogió en un minibus sobre las 8 de la mañana. Fuimos a buscar a otras personas que también formarían parte del tour a hoteles cercanos y partimos hacia el puerto de Hon Gai, en la ciudad de Ha Long. Seríamos unas 12 personas en total y el viaje duró unas tres horas (300 km). Paramos tras una hora de viaje en una asociación de niños discapacitados para estirar las piernas y ver el trabajo que allí realizaban. Me gustó por el hecho de conocer como se trata este tema en un país con pocos recursos y ver el trabajo de los niños, pero era como en muchos viajes organizados una forma de intentar sacar dinero. La gente no compró nada y por ello la parada fue muy breve. Sobre las 11.30 más o menos, llegamos al puerto. Estaba hasta arriba de gente, unos que iban, otros que venían pero sobretodo barcos repletos de comida para aprovisionar a los cruceros. Los barcos grandes no cabían en este puerto tan pequeño así que utilizaban barcas lanzaderas como la de la imagen para llevar y traer a los pasajeros, así como abastecer a los cruceros una vez que terminaban, se veía de todo: comida, toallas, mantas, agua, etc etc. El trayecto hasta llegar fue muy corto, unos 20 minutos, en los cuales ibas abandonando el bullicio del puerto y te adentrabas en el mar.
Nuestra siguiente aventura consistía en llegar hasta la bahía de Halong o "bahía de los descendientes de dragones" para hacer un crucero de dos días recorriendo las más de 2000 islas de roca kárstica que dan nombre a la zona, con aproximadamente unos 130 km de costa. Tras visitar numerosas webs y leer los cientos de comentarios nos decidimos por la compañía Viola Cruise. Si habéis echado un vistazo a las opciones disponibles para realizar este tour, esta es algo más cara que el resto pero los comentarios no dejan dudas. Muchos turistas hablan de packs baratos que luego no reunían las condiciones mínimas: barcos que no llegaban, ratas en cubierta, comida de mala calidad, mal trato por parte de los guías, etc etc. En nuestro caso, tanto el barco (en términos de limpieza, comida, etc etc) como el servicio del mismo (amabilidad, transportes, horarios, trato...) fueron estupendos. Les comentamos que llegábamos de Sapa la noche anterior y nos dieron la posibilidad de recogernos directamente de la estación, descansar en un hotel, desayunar y luego ya recogernos para salir hacia la Bahía. Fueron unos 8 euros por persona adicionales y fue todo un acierto. El hotel era estupendo, con un bufet increíble y he de reconocer, que duchaditos, descansados y con el estómago lleno la vida se ve de otro color :).
Dicho esto, nuestro guía (que hablaba inglés) nos recogió en un minibus sobre las 8 de la mañana. Fuimos a buscar a otras personas que también formarían parte del tour a hoteles cercanos y partimos hacia el puerto de Hon Gai, en la ciudad de Ha Long. Seríamos unas 12 personas en total y el viaje duró unas tres horas (300 km). Paramos tras una hora de viaje en una asociación de niños discapacitados para estirar las piernas y ver el trabajo que allí realizaban. Me gustó por el hecho de conocer como se trata este tema en un país con pocos recursos y ver el trabajo de los niños, pero era como en muchos viajes organizados una forma de intentar sacar dinero. La gente no compró nada y por ello la parada fue muy breve. Sobre las 11.30 más o menos, llegamos al puerto. Estaba hasta arriba de gente, unos que iban, otros que venían pero sobretodo barcos repletos de comida para aprovisionar a los cruceros. Los barcos grandes no cabían en este puerto tan pequeño así que utilizaban barcas lanzaderas como la de la imagen para llevar y traer a los pasajeros, así como abastecer a los cruceros una vez que terminaban, se veía de todo: comida, toallas, mantas, agua, etc etc. El trayecto hasta llegar fue muy corto, unos 20 minutos, en los cuales ibas abandonando el bullicio del puerto y te adentrabas en el mar.
Una vez puesto el pie en el barco, nos recibieron con una bebida y una gran sonrisa. Se trataba de un barco 4 estrellas y contaba con 16 habitaciones dobles, las cuales en nuestro caso no estaban llenas. En cuanto a las habitaciones podrías elegir entre: deluxe, honeymoon y luxury. Nosotras teníamos una "habitación deluxe" totalmente equipada, con cama doble, baño propio y un balcón con unas vistas a la bahía impresionantes, todo ello decorado hasta el más mínimo detalle.
Entre la llegada, inspeccionar un poco el barco y descansar un par de minutos prácticamente había llegado la hora de comer. Dejamos las maletas en las habitaciones correspondientes y volvimos al comedor donde nos habían servido las bebidas al llegar. Habían colocado una gran mesa central y pequeñas mesas auxiliares rodeándola con el bufet. Fue uno de los más completos que tuvimos, basándose prácticamente en pescados y verduras, pura cocina vietnamita. Importante tener en cuenta que no se incluyen las bebidas en el precio del crucero (así que ojito, que muchas veces ahí está el truco). Mientras empezamos a entablar las primeras conversaciones con los que serían nuestros compañeros de viaje nos fuimos sentado a la mesa. El barco ya paseaba tranquilamente por las aguas de la pequeña bahía de Bai Tu Long. El crucero constaba de dos días y una noche, a continuación os dejo el recorrido que realizamos, el cual puede verse en la web:
Nuestra primera parada fueron las comunidades flotantes de la zona de Vong Vieng. Se trataba de pueblos de pescadores donde todo, mercados, casas, colegios, etc, se encontraba flotando en el agua y distribuido en torno a las diferentes formaciones rocosas. Para visitar estos pequeños pueblos lo tuvimos que hacer en barquitas individuales de unas 6 personas, todas ellas remadas por gente de la zona. Era imposible que el crucero pudiese atravesar ese área debido a su gran tamaño y a la cercanía de las casas. Ya pasaba el medio día y aunque no hacía un sol abrasador todos los remeros llevaban el gorro tradicional y el vestido típico de la zona. Era impactante ver como toda la vida se había organizado en torno al agua. Los residentes, ante la falta de cultivos por la imposibilidad de tierra firme vivían de la pesca y de la extracción de marisco fundamentalmente y todas las mañanas salían a pescar para llevar la comida a casa. El hecho de que el interés turístico de esta zona creciese en los últimos años también les ha dado la oportunidad de dedicarse al turismo y ampliar sus posibilidades económicas.
Cuenta la leyenda que cuando los vietnamitas luchaban contra los invasores chinos que les atacaban desde el mar, el emperador pidió ayuda a los dragones, los cuales escupiendo perlas consiguieron hundir a los barcos enemigos. Una vez ganada la batalla, en agradecimiento el emperador les cedió como regalo este territorio a los dragones y a sus descendientes para que que vivieran allí. Hoy en día dichas perlas se han convertido en un reclamo turístico para la zona y muchas personas han visto en ello una forma alternativa de vida, con pequeñas empresas locales dedicadas a su cultivo. Es posible visitar muchas de ellas y ver como se producen las perlas de forma artesanal. Me pareció muy curiosa la experiencia.
Una vez finalizado el paseo las barquitas nos dejaron en una playa: Ban Chan Beach. Nuestro guía nos dio un par de horas libres y la gente eligió que hacer, descansar en la playa y tomar el sol, recorrer un poco la isla, jugar al voley o hacer una rutilla en kayak. Nosotros nos decidimos por la última opción, una ruta con esas vistas, ese agua... no podíamos desaprovechar la oportunidad :)
Se acercaba el momento del atardecer y que mejor que disfrutarlo en la cubierta del barco. Cámaras en mano, nos lo pasamos pipa (y eso que empezó a chispear) tomando instantáneas de la zona, mientras nos dirigíamos al área de Cong Dong-Cong Do dónde el barco tenía previsto pasar la noche. Aquí os dejo un par de fotografías para que os hagáis a la idea de la maravilla que era navegar en este laberinto de rocas!!
El primer día llegaba a su fin y estábamos hambrientos. Tras la puesta de sol, nos pusimos nuestras mejores galas y fuimos al comedor central. Habían preparado infinidad de platos típicos vietnamitas. En particular me hizo mucha gracia observar que cortan los platos con diferentes formas de animales, es una forma de presentación típica cuando se quiere impresionar a los invitados. Si echas un vistazo en la oferta gastronómica, muchos restaurantes ofrecen cursos para aprender a decorar los platos de esta forma. Previo a la cena nos ofrecieron un mini curso! pero he de decir que no me veo yo haciendo el pájaro que véis en las fotos, aunque supongo que es cuestión de práctica.
2º día en la bahía!!! Amanecía muy temprano y quien quisiese tenía disponibles clases de Tai chi en la cubierta. No fue mi caso, había llovido durante toda la noche y desde la cama se veía una estampa muy bonita. Lejos de parecer triste, los rayos de sol se abrían paso entre las nubes y se filtraban entre las rocas hasta que llegaban al mar. Quién quería levantarse de la cama???? Pero había que hacerlo, ese día teníamos previsto visitar la cueva Thien Canh, una de las grutas más bonitas para recorrer si vas a Halong. Tradicionalmente las compañías suelen visitar la cueva de Sung Sot por lo que en ésta encontrarás menos turistas y es igual de bonita. Para verla en su totalidad hay que subir por unas escaleras que te conducirán a su punto más alto donde tendrás unas vistas geniales de la bahía. Todo el camino está lleno de estalactitas, estalagmitas y pequeñas figuras que simulan animales, la más famosa la del elefante (aunque costase identificarlo). Aquí os dejo dos postales de mis compañeros de viaje!
Tras pasar la mañana fuera del barco, regresamos para comer y recoger el equipaje. Cruzaríamos la bahía de Halong de nuevo para volver a puerto. Sin embargo, cuando pensábamos que todo había acabado, nos quedaba una sorpresa: aprender a hacer rollitos vietnamitas. Nuestro guía, un crack, se había montado una clase práctica en un periquete y allí estuvimos montando rollitos como si no hubiera mañana. La mejor parte el atracón posterior!!! Nos íbamos de Halong con un buen sabor de boca, nunca mejor dicho!!! ::)
Si quieres disfrutar solamente de la fotografía y sumergirte de pleno en este lugar, no dudes en visitar mi stampsy: